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Leyendo "3er Cahier de investigación artística", de Jorge Salgado y Gilvano Dalagna (del cual estoy elaborando una recensión), me emociona la claridad con la que se comprende el arte desde la realidad trascendente. Me identifico, y leer esta experiencia en palabras de otras personas me enriquece y me hace sentir conectada a esa realidad profunda e inmaterial.

Sin embargo, surgen interrogantes...

Comparto la reflexión que he redactado para la recensión, sobre las preguntas nuevas que genera la lectura:




Al leer textos que hablan del arte en estos términos de trascendencia, siento siempre una afinidad muy profunda, que me hace conectar con esa experiencia. También al conversar con personas que viven el arte de este mismo modo, se puede hablar en términos de “verdad profunda”, y sin ser posible describir esta experiencia con las palabras, la empatía compensa esa limitación porque ambas personas lo han vivido y sentido de modo similar. Sin embargo, también es muy frecuente (más, diría yo) conocer personas tanto cercanas al arte como creadoras artísticas, que experimentan su labor de una forma mucho más intelectual y racional, y relacionan toda experiencia emocional con valores materiales de la obra. Hay muchas personas que no sólo no reconocen la trascendencia en el arte y en la vida, sino que además experimentan profunda y honestamente la ausencia de este plano trascendente, explicando toda experiencia artística en parámetros racionales y emocionales. En su estructura existencial no hay cabida para la realidad trascendente, ni la necesitan ni hay espacio para ella.

Siendo realistas, considero que, por mucho que uno esté convencido de lo que vive, siente y experimenta, sería cínico considerarse dueño de una verdad general. Por lo tanto, ¿cómo conciliar una verdad profunda, intensa e innegable a nivel personal, y compartida por un número muy significativo de gente muy diversa, con otra verdad contraria, compartida por otro número muy significativo de gente también muy diversa? Si ambas verdades son válidas, ¿cuánta perspectiva aún nos hace falta en nuestra limitada concepción de la realidad, para abarcar una verdad común que contenga los dos (o más) tipos de experiencia respecto al arte y la vida en general?


3er Cahier de investigación artística. Un modelo de investigación artística.
Autores: Jorge Salgado y Gilvano Dalagna
Enlace del artículo: https://ria.ua.pt/bitstream/10773/28268/1/ESP_3er_Cahier_Un-modelo-de-investigacion-artistica.pdf


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Mi gato es el animal más de costumbres que he conocido nunca. Hace unos meses empecé a entrenarlo para utilizar el wc. Para ayudarlo con refuerzo positivo, le empecé a dar premio cuando lo usaba, y entonces se acostumbró a usarlo para pedir comida, así que cuando tiene hambre, hace pis.

Después empezó a usarlo sólo cuando yo estaba delante, para no quedarse sin su premio. Dejé de darle premio porque ya había aprendido, pero aún así, como ya ha hecho la asociación en su cerebro, cada vez que voy al servicio (especialmente por las noches a lavarme los dientes, que es la rutina mejor identificada) viene corriendo a hacer pis para que no me olvide de darle la cena.

Tanto es así que a veces voy al servicio porque quiero usarlo yo, viene corriendo, se me adelanta y me quita el sitio, el cabrón, jejejeje.

Y por eso le quiero.


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Aún preguntándome si esto de probar nuevas plataformas de blog tendrá sentido al final...

Tras estos años sin bloguear, mi único contacto me pide que le cuente más de cómo me va. Puedo decir que muy bien en una respuesta escueta o tomarlo de excusa para escribir otro post, así que aquí el tochazo que al menos una persona creo que leerá, jejeje. Perdona, Flavio.

Los años que estuve estudiando la carrera fueron complicados a nivel personal. Principalmente por problemas que llevaba arrastrando desde la adolescencia, personales y físicos... aquella horrible tendinitis de 10 años que me impidió tantas cosas, me dificultó otras tantas y no dejó un sólo huequito en mi vida que no estuviera impregnado por ella. No podía cocinar ni sostener la ducha, no podía escribir, y por supuesto no podía tocar, y siendo músico es un putadón que te obliga a parar por la fuerza y replantearte de arriba a abajo tu vida entera. En perspectiva, aquella tendinitis me hizo ser quien soy ahora, me obligó a analizarme, comprenderme, y revisar los principios y convicciones con los que había crecido. En su momento me preguntaba por qué me pasaba a mí, si tanta gente vivía con más estrés y dificultades, por qué yo no podía aguantar lo mismo sin que mi cuerpo dijera “basta”. Ahora agradezco que fuera así, y no me conformara con vivir a medias. El proceso de transformación duró casi dos años, y la mejor manera de describirlo es pasar de vivir en blanco y negro (lo que siempre había conocido, y estaba muy bien) a vivir en color. Empecé a llorar más, de tristeza y de alegría, a sentirme fuerte y capaz. Y el proceso nunca acaba, por supuesto, pero se vive de otra forma.

Derivado de aquellos dos años que dejé de tocar, tuve problemas administrativos con la carrera, me pilló el cambio de plan de estudios y perdí un año, cuando sólo me quedaba entregar el proyecto fin de carrera y hacer el examen final, me expulsaron por una ley administrativa mal aplicada... Un putadón en el momento, también! Pero gracias a ello acabé la carrera en otro centro, en el que no me habían etiquetado como mediocre, como el el primero (consecuencias de la tendinitis), y donde me sentí valorada, capaz... Y pude llevar a cabo la investigación que yo quería, de forma creativa (cosa que en el primer centro era difícil, más chapados a la antigua). Fue un año un poco bruto, hacía 1000Km a la semana para asistir a las clases y volver a casa, vivía media semana en cada ciudad. Pero terminó y lo celebré, y me eché a llorar de alegría de tantos años sorteando dificultades que dieron lugar a un triunfo.

Allí estudié también el máster, con esa misma sensación de ser valorada y respetada, y continué la investigación. Tanto en la primera como en ésta me calificaron con 10, ¡en la vida había yo visto eso! Así que me hizo disfrutar mucho de la investigación, y unos añitos después estoy aventurándome a empezar la tesis doctoral. Continúo investigando la creación sonora desde parámetros pictóricos, teniendo en cuenta las cuestiones de percepción y cognición, y dando siempre una concreción creativa, compositiva. Me ilusiona, así que espero que las frustraciones y puntos muertos propios de las tesis se queden pequeñitas al lado de lo que espero disfrutar... Y ya veremos si se plantean oportunidades laborales, nunca me había planteado trabajar en una universidad (ya que los estudios musicales no son universitarios aquí), pero igual hay posibilidades que aún no conozco. A su tiempo se verá.

Estos años, además, y por casualidades también derivadas del trajín académico provocado por la tendinitis, han contado conmigo como refuerzo en la orquesta de mi ciudad. Nunca me había imaginado que pudiera tocar en una orquesta profesional (las oposiciones son imposibles), y cuando quise darme cuenta, estaba con ellos, yendo a los ensayos y diciendo “hasta mañana”. Musicalmente son muy buenos y personalmente muy acogedores (nada habitual en las orquestas, por lo que sé). Así que también me ayudó a sentirme más segura y capaz a nivel profesional.

Desde el punto de vista personal y afectivo... ahora escribiendo me doy cuenta de que me pasó algo parecido a con la tendinitis en el plano vital (individual) pero unos años después. Desastre tras desastre, dándome cuenta de que elegía perfiles muy determinados (de tendencia adictiva, dependiente, chantajista e incluso maltratadora...) llegué a un punto de catarsis tras el cual, y gracias a la compañía adecuada, entendí muchas cosas que en mí no estaban bien, en mi concepción de las relaciones y de la afectividad. Me costó mucho dolor llegar a ese punto, pero ahora lo puedo ver en perspectiva y eso es, en sí, una alegría.

Llevo diez años viviendo en esta ciudad, desde que llegué he estado en una situación muy precaria e insegura, muy cambiante. Hace poco conseguí algo de trabajo más estable (aunque aún trabajo de paso, por las malas condiciones laborales) y las perspectivas de mejorar se acercan. Me siento como en un cambio de etapa, que no sé cómo se concretará, pero que creo que significará una mejoría sustancial y duradera. Tengo ganas de asentarme, dejar de preocuparme por qué trabajo conseguir, lograr algo estable y seguir desarrollándome.

Me siento muy agradecida a la compañía de viaje, especialmente esta cuarentena, y me siento afortunada.

Hala, fin del tochazo. Los próximos serán más breves, promise.

Vuelta

Nov. 3rd, 2020 10:50 am
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Han pasado varios años desde la última vez que pasé por aquí, y más aún desde que dejó de ser costumbre. Llevo tiempo sintiendo la necesidad de volver a escribir habitualmente. Estuve tiempo sin tener nada que decir, y cuando volví a tenerlo ya no sabía cómo hacerlo. Me expresé más con sonido sin palabra, he expresado paz, alegría, esperanza, energía, incertidumbre... Y el sonido me sirve como materia prima abstracta, capaz de abarcar lo que la figuración no puede. Me llena y me expande. Pero también echo de menos la concreción de la palabra.

He cambiado tanto en estos años... Siempre me he sabido joven y aprendiz, en constante evolución, no porque avance lejos sino porque partía de muy atrás en el conocimiento propio y en la paz interior. Y por suerte he continuado cambiando, evolucionando y aprendiendo, lo digo con una sonrisa. Me siento satisfecha con lo caminado y con todo lo que me voy colocando delante. Y orgullosa de que mi gato de 8 años esté a mis pies mientras escribo esto. ¡Él ha visto más que nadie!

La búsqueda que me ocupa en esta etapa es la de recuperar las certezas espirituales que tuve. Bueno, no las mismas, pero sí esa sensación, esa experiencia que me hacía sentirme feliz. A momentos sentía un pellizquito de trascendencia certera, como si pudiera asomarme por la mirilla un instante e intuir borrosa la verdad profunda de esta realidad. Tan fugaz que no podía retenerlo en la memoria, pero tan certero que me servía para pisar sobre roca. Incluso tan certero que me sigue sirviendo para saber que lo que busco forma parte de mi esencia viva, sólo tengo que recuperar cierto equilibrio y práctica para observar el lugar adecuado.

Las referencias que tenía ya no me sirven, sin embargo, y esto es una oportunidad para mirar más allá de nuestras fronteras culturales, para buscar en el contraste las verdades que nos unen, la esencia humana universal.

Echo de menos las palabras. Me guían y me abren caminos. A ver si nos vemos más a menudo. Es curioso escribir aquí, que no queda nadie de las personas con las que compartían este espacio, excepto Flavio (un placer reencontrarte, y una alegría). Si fuera una red social como facebook no me atrevería a escribir en primera persona; si mantuviera el anonimato pero hubiera mucha gente en esta plataforma, pondría mis entradas con candado (como pensaba hacer hoy); pero sin haber casi nadie por aquí, casi es más interesante dejarlo público y estar abierta a muy improbables sorpresas. Sea como sea, lo principal era reencontrarme con mis propias palabras. Hoy me ha sentado muy bien, aunque el tono queda tremendamente serio y yo estoy en realidad de un humor muy bueno, jejeje. Ya iré recuperando la habilidad de transmitir más fielmente las emociones.

Buenas noches!





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